viernes, 13 de mayo de 2011

Mensaje a la Humanidad


Humanidad:  Yo sé que te sientes muy distante de la paz,  de la armonía, de la fraternidad, y tienes razón. ¿Porque es tan diferente en cada  hombre el concepto sobre la vida y sobre la verdad? Parece como si hubiera muchos dioses o que existiera un solo Dios para cada hombre.
Mucho te has  acostumbrado ante la maldad existente, que ya no te detienes a meditar en las  causas que la originan. El mundo se agita en medio de una tempestad y  ha perdido el rumbo.
La niñez ha conocido muy tempranamente lo que es la amargura y pronto endurecerá su corazón. Los adultos son atraídos por  los rencores, ambiciones y odios. También los adolescentes, a todos les ha llegado el veneno acumulado a través de los tiempos.

Se atenta contra la vida, existe soledad en el espíritu y tristeza en el corazón, hay luto y lágrimas, pobreza material y espiritual ¡El mal se ha multiplicado, ofuscando la mente y el corazón!

La humanidad sufre  estas consecuencias, porque a través de los tiempos ha desoído la voz de la  conciencia alterando la Ley, en su forma de pensar, actuar, razonar y vivir.

La tristeza de  esta humanidad se ha convertido en un clamor que ha llegado a lo más alto de lo infinito. ¿Cuándo habrá verdadera comprensión y amor entre los seres de este planeta? ¿Cuándo podremos vivir en verdadera armonía? ¿Cuándo habrá justicia en los jueces, magnanimidad en los gobernantes, cariño y amor a la vida? ¿Cuándo?

Yo le digo a la humanidad, de la cual no me excluyo: debemos cambiar el orden de nuestras vidas. Debemos aprender a mirar fuera de nosotros mismos. Debemos erradicar de nuestras vidas la soberbia, el orgullo, la vanidad, y que el odio no sea tomado como verdad.

Solo te pido humanidad, que reconsideres muchos actos y pensamientos de nuestra vida.
Para que esta petición sea efectiva, tiene que estar acompañada de la regeneración y de las buenas obras, no basta solo con pensar.
Todas las horas y  todos los sitios son propicios para la reflexión.

Es necesario que  la fuerza y la confianza en nosotros mismos, supere el estruendo de las armas y de la maldad.

Comprendamos que todos sin excepción somos responsables de este caos y no quiero volver a repetir  las frases de aquellos tiempos: ¡el que esté libre de pecado que arroje la primera piedra!, en otras palabras

Quien no  es causante de la guerra, es responsable de la paz.
Como único camino, no esperemos otra solución pueblos y naciones del mundo.

Porque la  verdadera paz no se logra con mandatos, ni decretos, ni con odio, atentados, sembrando terror, dolor, pérdidas. El orden mundial debe cambiar. Seguro que mañana al despertarnos nos gustaría tener un sentimiento de vivir en un mundo diferente. ¿Es necesario tanto dolor para reflexionar? ¿Cuántos más deben morir, cuántos más deben llorar, cuántos más debemos elevar nuestros gritos de súplica, rogando reflexión, bregando por el sentido común, por la paz ...?

(Nunca creí que un día  iba a despertar y sentir la necesidad de enviar este mensaje que tenía guardado en mis  archivos. Pero con lágrimas de dolor y estupor lo saco a la luz para compartirlo con todos vosotros. Mi mente no esta quieta y mi espíritu tampoco, pues siento como cada día se agita ante tanto sufrimiento, somos testigos impávidos de la degradación del hombre)


Esforcémonos por un mundo  mejor,  dejémosle a nuestro hijos y nietos etc. un legado más libre y más  limpio. Hagámoslo por lo niños ellos forman parte de cada uno de nosotros y son el futuro y en resumidas cuenta, ese eslabón que hace que la cadena de la vida siga alargándose cada vez más. 

ADMINISTRADOR

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